jueves, 4 de diciembre de 2008

CARTA A DOÑA CRISIS

Estimada Señora Doña Crisis:

Me pongo en contacto con usted para solicitarle cierta información acerca de ciertos temas relacionados con usted misma y con su modus operandi, así como ofrecerle algunas recomendaciones y consejos a modo personal.

En primer lugar, me gustaría saber durante cuánto tiempo se va a quedar entre nosotros. No es por incomodarla, ni que se sienta obligada a irse, pero creo que la gente cada vez se siente más irritada con tan solo oír su nombre. También me gustaría recomendarle que no vaya de hogar en hogar, como Pedro por su casa. Es algo que a los españoles no nos sienta especialmente bien. Lo digo, sobre todo, por su integridad física.

En segundo lugar, me gustaría preguntarle por su afán de mover las cosas de sitio. Que si sube el paro, baja el consumo, baja el número de hipotecas firmadas, sube la morosidad… ¿No se da cuenta de que esto lo único que hace es un efecto cadena? Su manía de no dejar nada en su sitio, hace que los bancos reaccionen y actúen también moviendo cosas, para acá y para allá. Bajan el Euribor, suben los diferenciales… Si es que ¡así no se puede hombre! ¿Pero no ve que está de paso? ¿Por qué no deja las cosas en su sitio? Mire que los españoles somos gente de tradiciones y no nos gusta que nos toquen los… bemoles.

Mi consejo es, que si pensaba estar aquí durante un tiempo, al menos podía haber dejado las cosas tal y como estaban… si no, la puerta siempre la dejamos abierta… aunque bueno, ya sé que España es un país muy acogedor y en el que se vive muy bien. Pero señora, desde que usted ha llegado, esto parece el “Aquí no hay quien viva”…

Yo últimamente, cuando hablo con mis amigos o conocidos, siempre se habla un poco sobre usted, y no la ponen precisamente de bonita. Creo que debería empezar a pensar más en el qué dirán, porque cuando uno llega a tan altos niveles de fama…

Otras a las que no les sienta muy bien su presencia son las empresas, sobre todo cuando usted aparece con sus amigas Reestructuración y Regulación. Yo, a doña Regulación no la conozco personalmente, pero a Reestructuración sí. Si me lo permite, por eso del ahorro lingüístico, las llamaré a partir de ahora Regu y Restri.
Restri es una niña pija consentida, de familia influyente, que cada vez que llega a un sitio se empeña en que el aforo se ha sobrepasado y hace todo lo posible por campar a sus anchas. Sitio en el que entra, sitio en el que sale gente.
A la Regu, no la conozco, pero por lo que he oído, debe de ser como una suegra. Avisa con tiempo de que llega a casa, y todo el mundo se pone a temblar, muerto de miedo… Creo que es también de la misma familia que Restri, pues al final siempre hacen lo mismo… se nota que tienen influencias.

Otra cosa que creo que usted debería explicarme, son los extraños juegos a los que le gusta jugar… A mí, cuando era pequeño, me gustaba jugar al ¿Quién es quién?, Operación, Monopoli… Ahora de mayor, me gusta jugar al Trivial, a la Wii, a los solitarios del ordenador… Pero es que usted se empeña en jugar a juegos que no le gustan a nadie… ¿No se da cuenta de que su juego favorito no nos gusta? Debe de ser algún juego importado de algún otro país, puesto que a mí, eso de Concurso de Acreedores no me suena de nada… Lo único que me consta, es que cuando usted se empeña en jugar a eso, la gente la critica y la pone a parir… Debe de ser un rollazo de mucho cuidado.

En fin, no me gustaría que, por ser sincero con usted, la tomara conmigo y me pusiera a mí también en contra suya. Si me lo permite, me voy a permitir darle ciertos consejos para que empiece a caernos mejor, en general:
1- Empiece por no llegar de repente a las casas ajenas, sin avisar. Lo mejor es solo ir a donde la invitan.
2- En cuanto a su comportamiento, lo mejor es que deje de mover las cosas de sitio. Si todo estaba bien como estaba, ¿por qué tocarlo?
3- Con respecto a sus amistades, lo mejor es que vaya cambiándolas por otras. Si quiere puedo presentarle a dos amigos que seguro que caerán mucho mejor entre la gente. Sus nombres son Desarrollo y Crecimiento.
4- Con todo esto y con un apropiado cambio de nombre, seguro que empezará a irle mejor, tanto a usted, como al resto de los mortales. Como nombres apropiados puedo recomendarle Prosperidad o Riqueza.

Espero, sinceramente, que tenga usted en cuenta mis consejos para que así podamos convivir todos juntos en paz y armonía.

Sin más que añadir, reciba usted un cordial saludo.

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