Hoy es 28 de diciembre, el día de los Santos Inocentes, también conocido por el día de las bromas y las putaditas.
Cuando yo era pequeño, este día se tomaba más en serio que ahora. Era normal ir a las tiendas de artículos de broma y comprar cositas para gastar bromas a tus seres queridos, padecieran o no del corazón. Pero esto, como otras muchas costumbres, se está perdiendo con el tiempo. Cada vez la gente gasta menos bromas, o bromas cada vez más simples o menos pesadas. Bueno, todo el mundo excepto Mi-señora-doña-Madre.
A Mi-señora-doña-Madre le encanta el día de los Santos Inocentes. Disfruta como un crío pequeño pasando por la puerta pequeña de Imaginarium gastando bromitas a la gente. Me acuerdo del año que pegó una moneda de un euro en la calle con pegamento-súper-duro-de-coj**nes, a las puertas de su negocio, y veía como la gente se agachaba a intentar cogerla y como, al no poder despegarla, disimulaban atándose los zapatos o cualquier otra historia. Si es que no le daba ni pena ver a las welitas agacharse a por la moneda crujiéndoles los huesos de la artrosis. Este año no sé con qué cuento nos vendrá para intentar gastarnos una broma.
Aunque a veces puedan parecer bromas pesadas, la verdad es que gracias a personas como Mi-señora-doña-Madre, se está manteniendo esta tradición de años y años.
La verdad es que añoro las bromas que se gastaban cuando era pequeño, como echarle a alguien tinta china en la camisa, poner una mierda de mentira en el suelo, dar a probar de un bote que cuando lo abres te salen dos serpientes que te dan un susto de muerte, ofrecer un chicle atrapa-dedos, etc. Eso sí que eran bromas, y no las de ahora… Si es que antiguamente eran más fieles a los orígenes de este día. Aunque bueno, menos mal que tampoco eran 100% fieles, porque el origen de este día fue una bromita un tanto macabra.
Resulta que a un tal Rey Herodes (el de “te jodes como Herodes”) se le ocurrió gastar una bromita a sus súbditos y mandó a su ejército a que matara a todos los niños varones del reino menores de dos años. Luego el tío se partía solo en su palacio.
Aunque el pueblo creo que no llegó a encajar muy bien su sentido del humor en ese momento, con el paso del tiempo, fueron poco a poco adaptándose a él y celebrando esta fiesta que ha evolucionado hasta lo que es hoy día.
Actualmente creo que este tipo de bromas que gastaba Herodes están prohibidas por la Unión Europea…
Cuando yo era pequeño, este día se tomaba más en serio que ahora. Era normal ir a las tiendas de artículos de broma y comprar cositas para gastar bromas a tus seres queridos, padecieran o no del corazón. Pero esto, como otras muchas costumbres, se está perdiendo con el tiempo. Cada vez la gente gasta menos bromas, o bromas cada vez más simples o menos pesadas. Bueno, todo el mundo excepto Mi-señora-doña-Madre.
A Mi-señora-doña-Madre le encanta el día de los Santos Inocentes. Disfruta como un crío pequeño pasando por la puerta pequeña de Imaginarium gastando bromitas a la gente. Me acuerdo del año que pegó una moneda de un euro en la calle con pegamento-súper-duro-de-coj**nes, a las puertas de su negocio, y veía como la gente se agachaba a intentar cogerla y como, al no poder despegarla, disimulaban atándose los zapatos o cualquier otra historia. Si es que no le daba ni pena ver a las welitas agacharse a por la moneda crujiéndoles los huesos de la artrosis. Este año no sé con qué cuento nos vendrá para intentar gastarnos una broma.
Aunque a veces puedan parecer bromas pesadas, la verdad es que gracias a personas como Mi-señora-doña-Madre, se está manteniendo esta tradición de años y años.
La verdad es que añoro las bromas que se gastaban cuando era pequeño, como echarle a alguien tinta china en la camisa, poner una mierda de mentira en el suelo, dar a probar de un bote que cuando lo abres te salen dos serpientes que te dan un susto de muerte, ofrecer un chicle atrapa-dedos, etc. Eso sí que eran bromas, y no las de ahora… Si es que antiguamente eran más fieles a los orígenes de este día. Aunque bueno, menos mal que tampoco eran 100% fieles, porque el origen de este día fue una bromita un tanto macabra.
Resulta que a un tal Rey Herodes (el de “te jodes como Herodes”) se le ocurrió gastar una bromita a sus súbditos y mandó a su ejército a que matara a todos los niños varones del reino menores de dos años. Luego el tío se partía solo en su palacio.
Aunque el pueblo creo que no llegó a encajar muy bien su sentido del humor en ese momento, con el paso del tiempo, fueron poco a poco adaptándose a él y celebrando esta fiesta que ha evolucionado hasta lo que es hoy día.
Actualmente creo que este tipo de bromas que gastaba Herodes están prohibidas por la Unión Europea…
1 comentario:
La mejor inocentada la de la vieja del capullo, que dice que va a acabar con todos los ecuatorianos xDDDD
¿O lo decía en serio?
Publicar un comentario